viernes, 25 de septiembre de 2009

INDIFERENCIA Y NARCOTERRORISMO

Si hay algo que afecte más a nuestro país que el narcoterrorismo es la indiferencia, en especial la que ejercen los gobernantes con su forma de actuar y las declaraciones que dan, mostrando el poco o nulo interés que tienen en solucinar el problema del narcotráfico, ejemplo claro son las desafortunadas declaraciones de la congresista Nancy Obregón alentando a la violencia contra los policías. Si a ellos no les afecta, no sucede nada.


Somos el segundo país que produce más coca a nivel mundial, Colombia aún está en el tope, pero le estamos haciendo la competencia y vamos viento en popa. Semana tras semana se nos informó sobre ataques terroristas que aumentan la lista de bajas policiales, y ha salido a la luz las devastadoras condiciones en que la policía nacional y militares enfrentan al narcoterrorismo: faltos de agua, alimentos, inclusive armas, pues la más poderosa que muestran tener s el orgullo de defender a su patria.

Si bien no hay duda que el narcotráfico es uno de los peores males del Perú, lamentablemente es la única fuente de ingresos económicos en zonas del VRAE, donde muchos pobladores, sabiendo que son partícipes de un negocio sucio y mortífero, forman parte del proceso de elaboración de la cocaína, desde cocaleros que plantan las hojas, labor por la que reciben un aproximado de $100, irónicamente el precio de 10 gramos de esta droga en países europeos; hasta jóvenes encargados de preparar la base de la cocaína en los centenares de laboratorios improvisados que hay a lo largo del VRAE. Gente que se siente olvidada por su gobierno.

La indiferencia, causante de la ineficacia, por la cual hasta ahora no hay un plan claro por parte del Ministerio del Interior para combatir al narcoterrorismo, solo comentarios y recomendaciones como decalarar al VRAE zona de guerra, dicho por el parlamentario Luis Giampietri; sí claro, donde se desplazarían miles de militares carentes de adecuada preparación e implementos de combate, el camino directo a la muerte, pero qué se puede hacer, esa vida es dura, tal como lo dice nuestro presidente Alán García.

Esperemos que pronto dejen de caer las lágrimas de tantas familias que han perdido a un padre, hijo, hermano en esta batalla contra el narcoterrorismo que no debe pasar desapercibida ante nosotros, para que entendamos la situación que viven en la zona de conflicto los policías y militares tanto como los pobladores, todos ellos víctimas de la indeferencia, de la cual debemos dejar de ser partícipes, porque si esperamos el ejemplo del gobierno, quizás ya será muy tarde.


1 comentario:

Anónimo dijo...

BUEN ENFOQUE ,
Y BUEN ANALISIS,
YO TMABIEN ESPERO QUE NO RESURGA NUEVAMENTE ESE MONSTRUO QUE ES EL TERRORISMO.